La persona que sufre un trastorno por ansiedad generalizada presenta como síntomas característicos una ansiedad y una preocupación crónica, que no responden a un estímulo concreto (algo que sí sucede, por ejemplo, en las fobias) y sobre los que el sujeto no puede ejercer control alguno o sólo de forma parcial. La sensación de desasosiego es muy frecuente y la persona puede sufrir mayores sobresaltos. Al mismo tiempo suelen existir pensamientos negativos sobre el futuro, preocupación por el dinero, la salud, el trabajo
etc.
Según el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, para que exista un trastorno de ansiedad generalizada, la ansiedad y la preocupación deben estar más días presentes que ausentes durante, al menos, un período de seis meses.
